Italia: Viajar gratis en autobús sale carísimo en Roma

La endeudada empresa de transportes pública asume que solo pague un viajero de cada cuatro.

Cuando uno sube a un autobús en Roma se adentra en una dimensión desconocida cuyo final ignora hasta que vuelve a bajar. Entre otras cosas, tiene un 25% de posibilidades de que el vehículo quede fuera de combate. Puede que por eso solo pague la misma proporción de viajeros (¡uno de cada cuatro!), lo que provoca unas pérdidas anuales de 80 millones. Así es ATAC, la Capilla Sixtina de los desastres en la gestión pública de la capital de Italia.

Las historias alrededor de esta empresa, con una deuda de 1.300 millones de euros y que hace dos días entregó a la fiscalía y al Tribunal de Cuentas otro informe de las estafas que sufre a diario, son fascinantes. Un conductor que se dedicaba también a las mudanzas, otro que trabajaba en una funeraria… Se descubrió también a algunos empleados que hacían turnos de tres horas y pasaban más tiempo de baja que trabajando —uno de cada diez diariamente, el doble el fin de semana y alguno hasta un año—, según denunció el penúltimo director de ATAC, Bruno Rota.

Esta especie de ministerio, antes de que llegase la actual alcaldesa, Virgina Raggi, tuvo el dudoso honor de ver crecer sin inmutarse Parentopoli, un caso de corrupción en el que los empleados colocaban a sus familiares y por el que terminaron despedidas 40 personas y tres directivos fueron condenados. Los miembros de sus 11 sindicatos se han tomado 11.000 horas más de las que el convenio permitía, según contaba Mattia Feltri en La Stampa.

Pero pagar el billete no garantiza que sea auténtico. En 2013, se demostró que había un agujero de 70 millones provocado por la venta de falsos tiques en quioscos. Quien no saca algo de ATAC es porque no quiere. La Guardia de Finanzas denunció la doble contabilidad de un grupo de empleados cuyos beneficios fueron a parar a varias cuentas de San Marino.

Siempre sucede algo. Una parada se pasó este verano en el norte de Roma 86 días arrasada por un autobús que apareció en llamas. ¿El metro? Quizá si ese día no hay huelga. ¿Se han preguntado por qué Audrey Hepburn y Gregory Peck se decantaron por la Vespa?

 

Fuente:

El País

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