Se viene el «colectivo inteligente» y te mostramos en exclusiva cómo es el «backstage» de la tarjeta SUBE

Nación Servicios, empresa detrás de SUBE, llevará más tecnología al medio de transporte más usado por los argentinos. Qué incluirán las próximas unidades
Nacido hace más de 90 años en la ciudad de Buenos Aires, el colectivo es algo más que una marca registrada de la Argentina: es el medio de transporte público más utilizado del país, con más de 35.000 unidades en circulación en todo el territorio nacional.

Para ofrecer un mejor servicio, el Gobierno desplegó un programa que arrancó hace dos años y plantea como última parada llegar al «colectivo inteligente». Es decir, aprovechar la tecnología para mejorar y eficientizar el transporte urbano de pasajeros.

El modelo utilizado para tal fin es el de los trenes y subtes, cuya ubicación y frecuencia pueden monitorearse en tiempo real para así conocer cuándo llegará el próximo. Aunque, en este caso, también ofrecerá la posibilidad de estudiar los recorridos para delinear políticas públicas vinculadas a mejorar el tránsito en las grandes urbes.

Según pudo confirmar iProUP, el plan ya está en marcha y en las próximas semanas avanzará en la «digitalización» de los trayectos de las principales líneas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, zona en la que circulan unos 18.000 colectivos por día.

Una vez superada esta fase, la idea de Nación Servicios, el operador tecnológico detrás del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), es ir sumando nuevas características para que los «bondis» de la Argentina avancen en su recorrido hacia la transformación digital.

Puesta en marcha

En 2011, nació el sistema SUBE, cuya tarjeta permitió paliar la escasez de monedas, al tiempo que las expendedoras de boletos fueron reemplazadas por los «validadores». Ese fue el primer paso; el próximo, «subir más tecnología» en el colectivo.

«Hace dos años se decidió encarar la segunda etapa del proyecto. Es decir, llevar el SUBE al siguiente nivel», señala a iProUP Gustavo Devito, responsable de producto SUBE. Según el directivo, esta solución de cobro «había sido diseñada para que el colectivo no estuviera conectado», ya que esa tecnología no estaba disponible.

«La máquina demora 800 milisegundos, escribe en el validador y en la tarjeta el saldo. Ese proceso es offline durante todo el recorrido. Al final del día, cuando llega a la cabecera, descarga las transacciones y las envía a nuestro datacenter», explica Devito.

Los dispositivos SUBE ya contaban con sistema satelital que permitía realizar un monitoreo en tiempo real para que los usuarios sepan cuándo llega el próximo colectivo. Los precios de las soluciones más usadas en el mundo generaron la necesidad de crear una alternativa propia, ya que pueden significar hasta u$s15.000 por cada colectivo.

«Aprovechamos la infraestructura. Los validadores tenían GPS y un módem que no se había actualizado. En vez de ir a pedir miles y miles de dólares, eligimos utilizar la tecnología SUBE y hacer algunas adaptaciones», asegura a iProUP Leandro Gatti, responsable de desarrollos tecnológicos de SUBE.

iProUP recorrió el «backstage» de la tarjeta, utilizada por millones de personas. En la imagen a continuación se observa el Laboratorio de Nación Servicios en el que se desarrollan las homologaciones de SUBE.

Acto seguido, se diseñó un programa que:

– Contemple la posibilidad de adquirir una solución para la gestión de toda la flota y que sea capaz de consolidar la información

– Que posea «inteligencia» para detectar si el colectivo está adelantado, atrasado, si se desvió de la ruta o el tiempo que le falta para llegar a la próxima parada

Para este software se convocó a una licitación, a la que se presentaron una treintena de oferentes de todo el mundo. De ese total, sólo seis siguieron en carrera. El resto se «bajó» luego de conocer la complejidad que requería la solución.

En este punto, los directivos aseguran que en la Región Metropolitana de Buenos Aires (Capital Federal y Conurbano) circula el triple de colectivos que en otras ciudades, como Nueva York o Chicago.

Además, el sistema SUBE tiene otra particularidad: existen cinco modelos de máquinas funcionando, por lo que el equipo que comanda Gatti diseñó un software que corre en todos los validadores y transmite en tiempo real la ubicación de los vehículos.

«Para que todo esto funcionara, no alcanzaba con la tecnología. Tuvimos que alimentar al sistema con el estático de los colectivos, es decir, el recorrido, paradas y frecuencias. Sin esto, sólo se obtiene un punto en el mapa moviéndose sin ninguna lógica», explica Devito.

En el mapa

La información que transmiten los colectivos en tiempo real «viaja» a través del protocolo General Feed Transit Especification (GFTE), creado por Google y convertido en estándar por su carácter abierto. Es decir, cualquiera puede usarlo libremente.

El gran desafío consistió, entonces, en buscar los recorridos en las distintas jurisdicciones: nacional, para los vehículos que transitan sólo la Capital Federal; provincia de Buenos Aires, para los que realizan recorridos en el Conurbano; e intendencias, para los que circulan dentro de un partido.

«Armamos toda una estructura de procesos. Fue un trabajo incluso mayor que el tecnológico, porque hubo que ir a buscar toda esa información. De hecho, obligó a varias empresas a regularizar su situación, ya que estaban realizando alguna traza que no les correspondía», revela Devito.

Una vez reunidos esos datos, se logró que cada vez que un chofer se sube al colectivo y enciende su consola, la validarora SUBE «transmita que esa unidad comenzó su turno y empieza a transmitir los puntos GPS cada 10 segundos», según Devito.

«En base a eso podemos predecir el recorrido para que alguien pueda mostrarlos. Es algo más parecido a un tren, que no se desvía, que sale con determinada frecuencia y se sabe cuándo está llegando. Desde una parada se puede ver cuánto falta para que arribe y qué ramales se están acercando», explica el ejecutivo.

Esta información se muestra a:

– El operador (SUBE)

– La empresa de transporte

– El Ministerio de Transporte

– Las jurisdicciones

Las compañías de transporte también podrán contar con un usuario en el sistema, una plataforma web diseñada con este propósito, «para que vea sólo sus líneas y vehículos.

«Les daremos algunos módulos, como mapas, un diagrama lineal que grafica una unidad detrás de la otra, un cuadro que muestra la performance con respecto al recorrido teórico para ver si se adelanta o se atrasa, entre otros informes», señala Devito.

Además, esa información se puede compartir con empresas de software para que sus aplicaciones muestren la información en tiempo real. Estos datos abiertos también son factibles de ser procesados por pantallas en la vía pública para que los peatones puedan conocer cuándo arribará el próximo colectivo. El Metrobus 9 de Julio contará en sus 17 estaciones con estos «carteles LED».

«Por el grado de importancia de la SUBE, se pidió una arquitectura que con el paso del tiempo pueda ser ampliada. Se buscó una alternativa robusta para poder distribuir los datos.  Ya estuvimos hablando con Moovit y Google Maps», revela Gatti, quien agrega que están «en etapa de implementación avanzada».

En efecto, la infraestructura tecnológica se construyó bajo un modelo escalable ya que el volumen de información que se maneja sólo para ticketing (cobro de boleto) es superior al de países del primer mundo, como Corea del Sur.

Como parámetro, a través de SUBE se procesan diariamente:

– 30 millones de transacciones

– 2 millones de cargas de saldo

– 200 millones de pesos

«Todas las operaciones las procesamos en cuatro horas y en 30 minutos sale la liquidación», asegura el ejecutivo, quien agrega que la base histórica de SUBE «pesa» 22 terabytes.

Es decir, el almacenamiento equivalente a unas 300 tarjetas microSD de 32GB que se usan comúnmente para extender la capacidad de los celulares.

Próxima estación: el «smartbus»

Además de enviar datos al centro de operaciones de SUBE el vehículo debe ser capaz de recibir información en su trayecto hacia el colectivo inteligente.

«El sistema está diseñado para que sea bidireccional. Hoy, estamos con la primera prioridad: brindar información al ciudadano y a la jurisdicción. Este primer lanzamiento es unidireccional», señala Devito.

Según Gatti, «esta nueva especificación de equipos tiene una consola más grande, con conexión, micrófono y parlantes, por lo que se puede enviar y recibir datos del colectivo hacia y desde la central». Esto abre el camino a futuras implementaciones.

Los directivos señalan que la validadora soporta la conexión de otros dispositivos, como uno que emitir una señal en caso de que haya una emergencia. «Una especie de botón de pánico», aseguran.

Además, se le añadirá al vehículo un medidor de combustible y un contador de pasajeros. Así, un algoritmo calculará cuántos kilómetros le queda por recorrer con el gasoil que lleva en el tanque.

También planean que el sistema pueda establecer los desvíos de manera automática a través de la inteligencia artificial, ya que podrá detectarlos si un gran porcentaje de unidades cambian su recorrido, en lugar de hacerlo de manera manual.

Los colectivos se están preparando para su gran transformación y prometen más servicios para usuarios, autoridades y empresas. Están listos para entrar en la era digital, aunque sigan mostrando los trazos del fileteado porteño, otra de sus marcas registradas.

 

Fuente:

iProup

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