Con siete paneles, más de 30 expositores, actividades complementarias y stands, el evento permitió explorar soluciones innovadoras para repensar la movilidad en la Ciudad.
Los días jueves 8 y viernes 9 de mayo se realizó en Buenos Aires la primera Conferencia de Movilidad de la Ciudad.
Un evento que, a través de paneles, exposiciones, stands y actividades complementarias, tuvo como objetivo reflexionar sobre las tendencias mundiales en relación a la movilidad y construir nuevos desafíos para que moverse no sea un problema sino una experiencia que mejore la calidad de vida de los vecinos y todas aquellas personas que circulan diariamente por la Ciudad.
En la Conferencia se abordaron temas clave como la eficiencia energética, la movilidad inclusiva, la logística urbana y la aplicación de nuevas tecnologías en el transporte, entre muchas otras. Además, se realizó en el marco del Mayo Amarillo, mes asociado mundialmente con la seguridad vial.
“Transporte y transición energética: hacia una movilidad sustentable” Por Diego Goldin (ASPRO) en el panel principal
En el panel se debatió con profundidad el presente y futuro del uso del gas natural en el transporte público de Argentina, particularmente en la Ciudad de Buenos Aires. La charla reunió a referentes del sector energético y del transporte, que analizaron la trayectoria del GNC (Gas Natural Comprimido) en el país, sus desafíos actuales y sus proyecciones de cara a los objetivos de carbono neutralidad para 2050.

Una historia con décadas de experiencia
Argentina tiene una larga trayectoria en el uso de GNC, tanto en el transporte particular como en el público. «Hace un mes cumplí 41 años en esta industria. Empezamos en 1984 en Gas del Estado, diseñando el programa de GNC que luego convirtió al país en líder mundial en cantidad de vehículos convertidos y estaciones de servicio», recordó Diego Goldin. En su momento de auge, hacia el año 2000, Argentina llegó a convertir entre 20.000 y 30.000 vehículos por mes, cifras que ningún otro país alcanzaba en todo un año.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el mercado se estancó. “Las tecnologías cambiaron, los motores se volvieron más complejos, más limpios, y no todos eran convertibles. Además, hubo trabas regulatorias que impidieron a las terminales automotrices ofrecer vehículos a GNC desde fábrica, como sí sucede en otros países. Eso frenó la expansión”.
Una nueva etapa: GNC en transporte pesado
Desde 2018, Argentina inició una nueva etapa al habilitar la importación de buses y camiones a gas originales desde Europa, y luego fomentar la producción local. “Gracias a alianzas con empresas como Scania e Iveco, y con el acompañamiento del gobierno de la Ciudad y el ente regulador, se lograron normativas que permiten que circulen en el país los únicos vehículos Euro 6, los más limpios del mercado”, explicaron.
Estos vehículos no sólo emiten menos CO₂ —alrededor de un 25% menos que sus equivalentes a diésel— sino que también reducen en un 99% las partículas contaminantes y hasta un 90% los óxidos de nitrógeno. “Si hablamos de calidad del aire y salud pública, el gas natural es imbatible. Corea del Sur, por ejemplo, transformó el 99% de su flota de buses a GNC y, según un estudio del Ministerio de Medio Ambiente, logró ahorrar 2.000 millones de dólares en salud en ocho años”.
¿Y la electrificación?
La transición hacia flotas eléctricas también fue parte del debate. Aunque se reconocieron sus beneficios, se advirtió sobre los límites actuales del sistema eléctrico nacional: “Cada bus eléctrico consume lo mismo que un domicilio y medio por día. Si tuviéramos una línea de 4.000 colectivos eléctricos, equivaldría al consumo de unos 30.000 hogares. Hoy, esa demanda adicional no es soportable por la red de generación ni distribución, como quedó demostrado en los cortes de energía durante la última ola de calor”.
Además, se recordó que la electricidad no es automáticamente “cero emisiones”. “El 75% de las emisiones de CO₂ de la Ciudad de Buenos Aires provienen de la generación y uso de energía, principalmente en las centrales de Puerto Nuevo y Nuevo Puerto. Por eso, el gas natural, incluso siendo fósil, ya implica una mejora significativa en emisiones, y más aún si se apunta a su versión renovable”.
El futuro: del GNC al biometano
Finalmente, se destacó el rol del gas natural como combustible de transición, pero no como un destino final. “La transición debe tener un rumbo, y en este caso es hacia el biometano o gas natural renovable. Con él, no solo se reemplazan combustibles fósiles, sino que se eliminan pasivos ambientales como rellenos sanitarios o efluentes agroindustriales. Con ese paso, las emisiones de carbono se tornan incluso negativas”.
Debate ambiental y mirada a largo plazo
El cierre del debate incluyó un intercambio sobre la ciencia del cambio climático. “La evidencia científica es contundente y viene desde hace décadas: el aumento de la temperatura global, los eventos extremos y sus efectos sobre la salud y las ciudades son innegables”, se afirmó, aunque también se reconoció que la huella de carbono sigue siendo un campo de estudio en evolución y discusión.
En conclusión, para muchos de los expertos presentes, el gas —en sus diversas formas— no solo sigue teniendo un rol central en la matriz energética y de transporte de Argentina, sino que representa una herramienta concreta para mejorar la calidad del aire, reducir costos sanitarios y allanar el camino hacia una movilidad realmente sostenible.
SIDE EVENT
Paralelamente a los paneles, en los Side Events, Raúl Herrera y Gustavo Grosso de ASPRO realizaron la exposición: «Uso de GNC en el transporte público de CABA»
Fuente:
GCBA