Los «Códigos no escritos» del colectivo

El transporte público, especialmente los colectivos, no solo conectan puntos de la ciudad, sino que también establece un conjunto de normas tácitas que los pasajeros reconocen y respetan, aunque no estén escritas en ningún reglamento oficial. Estos «códigos no escritos» surgen de la convivencia diaria y reflejan las dinámicas culturales y sociales de los usuarios.

Principales códigos no escritos

  1. El asiento para el pasajero que sube primero: Aunque nadie lo menciona, es común que las personas eviten «robar» el asiento al pasajero que está más cerca de ocuparlo. La excepción ocurre cuando se trata de un asiento preferencial.
  2. Ceder el asiento: Si bien está reglamentado ceder los asientos preferenciales a personas mayores, embarazadas o con movilidad reducida, este acto de cortesía se extiende también a otros casos como personas con niños pequeños o con muchas bolsas.
  3. El «permiso» al bajar: La frase «permiso» o un toque en el hombro es suficiente para que el pasajero de pie se mueva y permita bajar al que lo solicita. También incluye el movimiento hacia el fondo para dejar espacio.
  4. El respeto al descanso: Hablar en voz baja, evitar música alta y no mirar insistentemente a otros pasajeros son parte de los códigos que buscan preservar la tranquilidad del viaje.
  5. El turno para pagar: Existe un orden tácito para utilizar la máquina expendedora de boletos. Los pasajeros de pie suelen organizarse para pagar uno tras otro, evitando desorden.
  6. No ocupar doble espacio: Aunque no todos lo cumplen, la norma tácita indica que es de mala educación ocupar un asiento con una mochila o bolsa, especialmente en un colectivo lleno.
  7. El gesto del «paro en la próxima»: Un movimiento de la mano, un llamado suave o una palabra rápida como «bajo» suelen ser la forma aceptada de solicitar la parada sin interrumpir al chofer innecesariamente.
  8. La mirada al colectivero: Aunque no obligatorio, saludar al conductor al subir o bajar es visto como un gesto de cortesía que refuerza la buena convivencia.

Orígenes de estos códigos

Estos comportamientos reflejan la necesidad de mantener el orden en un espacio reducido y compartido por personas de diferentes trasfondos. Surgen de la empatía y la rutina, y permiten que el viaje sea más fluido y cómodo para todos.

Romper el código: Qué pasa si no se respetan

No seguir estas normas puede generar tensiones entre los pasajeros. Por ejemplo, no ceder el asiento a quien lo necesita o no permitir que otros bajen genera comentarios silenciosos (o no tanto) de desaprobación y miradas incómodas.

Reflexión

Estos códigos, aunque no escritos, son fundamentales para una convivencia más armoniosa en el transporte público. Su respeto no solo mejora la experiencia diaria, sino que también refuerza valores como la empatía y el respeto mutuo.

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