Las máquinas de la empresa familiar que hacía los históricos boletos de papel con frases en el reverso aún están en el mismo lugar de siempre, en Concepción. Hoy, varios museos las quieren para su exhibición. Conocé la historia.
Luego de 14 años, Fernando Martín (hijo) abrió las puertas del galpón donde en su momento existió la única fábrica de boletos de colectivo en San Juan: FM Rollos. Allí, se realizaban los históricos boletos que tenían frases en el reverso y que dejaron de producirse porque otra firma se instaló en la provincia y no pudieron competir.
La empresa que pertenecía a la familia Martín, trabajó durante 20 años en San Juan. Las rotativas fueron una copia en miniatura de las del Diario de Cuyo, de hecho, fueron fabricadas por uno de sus técnicos. Lo único que le agregaron fue la numeradora. La fábrica estaba instalada en calle Chile antes de Entre Ríos, en el corazón de Concepción. Fernando Martín padre, falleció hace algunos años, pero sus hijos recuerdan con mucha nostalgia aquellas épocas en las que pequeñas cosas como un boleto de colectivo distraía a los sanjuaninos en sus viajes: todos querían los capicúas y se entretenían con las frases.
En total, eran tres máquinas, que aún se conservan: una cortadora industrial, una fraccionadora y una impresora. “Yo le entregaba las tortas con 25 mil boletos a mi hermano y él las fraccionaba en rollitos de 500. Las series eran de 100 mil boletos cada una, que eran fraccionadas en rollitos de 500 boletos que era lo que se les daba a los choferes”, recordó Fernando.
Además, contó un detalle que para muchos podría haber pasado desapercibido en aquél momento: “Cuando saltaba la numeradora, que era el mayor temor que teníamos, saltaba un número y teníamos que tirar todo a la m… porque no podíamos mandarlos mal. La serie iba desde el 00001 hasta el 99999. No podíamos dar el boleto con un salto de dígitos”.
En un determinado momento, en San Juan era la única rotativa: “Comprábamos la bobina de 400 kilos y procesábamos todo. Después cortábamos e imprimíamos. Mi viejo se encargaba la parte mecánica, yo de la impresión y mi hermano el fraccionamiento. Trabajábamos para todas las empresas de colectivos de la provincia”, sostuvo Fernando.
La competencia para FM Rollos era Corsino, de Mendoza. Fernando Martín relata que siempre hubo una competencia muy leal entre ellos, pero que vino una papelera a San Juan y se les hizo imposible competir. “En esa época una serie de boletos estaba a $320, Corsino la tenía a $315. Pero Papelera Tucumán puso a $75 la serie y se hizo imposible competir. Las empresas consumen millones de boletos, entonces la diferencia de precio era abismal. En 24 horas me quedé sin trabajo. Me llamaron las empresas de colectivo y me dijeron que no podían seguir trabajando con nosotros”, relató Fernando, de manera nostálgica.
Además, recordó algo que seguramente le traerá muchos recuerdos a los sanjuaninos: “¿Cómo le ganábamos a Corsino? Atrás del boleto le poníamos una frase. Así le ganamos la competencia a la otra empresa. Así pudimos pelearla. Y la gente empezó a coleccionar el boleto, no solo por el capicúa, que era muy clásico, sino también por la frase que tenía atrás”.
Luego de una publicación de Facebook que recordaba a la fábrica, varios museos sanjuaninos se interesaron por las máquinas. “¡Lo que son las redes sociales! Tres museos quieren la máquina: Manzini, Gnecco y Suero. Indudablemente la historia corre a pasos agigantados. Da miedo”, finalizó Fernando en su conversación con Tiempo de San Juan.
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