Dellepiane, la terminal «fantasma» que una resolución puede condenar al cierre

Sus 48 dársenas esperan por micros que nunca llegan. Están las boleterías, oficinas y hasta locales comerciales con mercadería expuesta pero sin clientes a quienes vendérsela. La terminal de micros Dellepiane lleva 18 meses abierta pero prácticamente no tiene actividad. Pese a su estilo moderno, con paredes y techos de vidrio que la llena de luz natural, sigue la siendo la terminal «fantasma».

Ubicada entre las autopistas Dellepiane y Perito Moreno, en Villa Soldati, la terminal pertenece a Terminales Terrestres Argentina S.A., una empresa relacionada con el actual operador de Retiro, Néstor Otero. Su construcción demandó dos años y costó 30 millones de dólares. Había nacido para descomprimir Retiro y sumar una opción más cómoda para los vecinos de la zona sur de la Ciudad y oeste del Conurbano.

Inauguraron la terminal porteña de colectivos Dellepiane

De hecho, mediante un decreto de junio de 2016, el Gobierno nacional había dispuesto que Dellepiane absorbería hasta el 35% del total de servicios que llegaban o partían de Retiro, techo que en ocasiones excepcionales de demanda podría trepar al 50%. El mismo decreto delegó en la CNRT la obligación de asignar en cada caso el porcentaje exacto de operación, algo que venía demorado hasta el mes pasado, cuando el organismo dependiente del Ministerio de Transporte emitió una disposición que determinó una cifra insólita: dispuso que a Dellepiane vaya por ahora solamente el 1% del total de movimiento de micros de larga distancia que pasan por la Ciudad. Si se tiene en cuenta que en temporada baja sólo por Retiro pasan aproximadamente 1.000 micros por jornada, a Dellepiane irían 10 micros por día.
“Con 10 micros diarios nos condenan al cierre. Según la disposición, desde junio vendría el 1% de los micros y la cifra recién se elevaría al 2% en diciembre”, sostiene Martín Améndola, presidente de Terminales Terrestres Argentina S.A.. Y agrega: “No podemos entender que nos destinen un porcentaje tan bajo cuando la idea inicial era que Dellepiane descomprimiera Retiro. Y actualmente con la obra del Paseo del Bajo la zona tiene un colapso adicional. Hay micros que demoran una hora extra en ingresar a las dársenas por los problemas de tráfico en la hora pico”.
Desde el Ministerio de Transporte minimizan el impacto negativo. “La norma lo que establece es un porcentaje mínimo de servicios semanales que deberán operar en Dellepiane. Para nada es un techo, todo lo contrario. Es para motorizar que salgan servicios desde ahí. El objetivo es que en diciembre de 2018 operan en Dellepiane un 2% de los servicios que salen de terminales en la Ciudad. En números absolutos son 108 servicios semanales. Aunque siempre todo queda atado a lo que decidan las empresas”, resumen.
Justamente la negativa de ir a Dellepiane de una de la principales cámaras que agrupan a micros de larga distancia explica que la terminal nunca se haya puesto en funcionamiento. Según confirmaron a Clarín fuentes del sector transportista, «a Dellepiane no llegan el tren ni el subte, no hay demanda, no hay pasajeros, es difícil de acceder y además nos costaría mucho dinero, por el pago de los peajes de la autopista 25 de Mayo. También se duplicarían los costos por alquiler de boleterías y el uso de las dársenas porque ya estamos en Retiro. No es viable para nosotros y además nunca fuimos consultados», señalan.
Améndola asegura que la empresa ya les aseguró que los mayores costos serían bonificados y que lo que necesitan es que la gente conozca la terminal. “La tomarían rápidamente como una opción, sobre todo los vecinos del sur o el oeste del Conurbano que viajan a la Costa”. Y con respecto a la comodidad para los pasajeros, asegura que al margen de las 400 plazas de estacionamiento, el Gobierno porteño ya colocó las paradas para los colectivos que deberían cambiar o estirar su recorrido para llegar a la terminal.

«El uso de Dellepiane no es facultativo de los dueños de los micros sino que es una obligación legal que deben respetar y confiábamos en que el Gobierno la haría cumplir. Los empresarios no pueden hacer lo que se les ocurra, porque hay mucha gente que va a seguir sufriendo demoras y trastornos cuando podrían tener una mucho mejor experiencia de viaje en las nuevas instalaciones. Pese a la disposición de la CNRT seguiremos negociando con las empresas para poder poner en funcionamiento la terminal», concluye Améndola.

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