Metrobús: mejor que cuatro ruedas

Por cada día que opera, se dejan de generar 394 toneladas de gases de efecto invernadero.

La contaminación atmosférica en la ciudad de México es un asunto de preocupación diaria. Desde 1987, cuando el Valle de México se tapizó con cadáveres de aves presuntamente muertas por la contaminación, los habitantes de la ciudad vivimos atentos a los avisos sobre contaminación del Sistema de Monitoreo Atmosférico de Ciudad de México.

Medidas establecidas en la década de 1990 como el programa Hoy no circula y la verificación vehicular disminuyeron las emisiones de los gases más nocivos como el ozono, pero Ciudad de México es todavía un gran generador de gases producto de la quema de combustibles como el dióxido de carbono, el óxido nitroso, el metano y los hidrofluorocarburos.

El problema es que de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático estos gases son responsables del cambio climático que los seres humanos causamos con la quema de combustibles fósiles para generar la energía que mueve nuestra civilización.

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente de Ciudad de México la capital emitió en 2014 (el año con información más reciente) 42.1 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, pero la emisión de este gas está creciendo. Entre 2014 y 2012, cuando se realizó el primer inventario de estos gases, la cantidad de CO2 emitido en la región se incrementó un 4%.

El problema es que dos terceras partes de estas emisiones tienen un culpable claro: los vehículos automotores.

Y las emisión de estos gases se concentran en los corredores de transporte en la Ciudad de México y la Zona Metropolitana.

Por ello, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México comenzó a inicios de la década pasada la exploración de nuevas formas de movilidad que pudieran reemplazar sistemas de transporte obsoletos, indicó David Escalante, Gerente de Planeación y Operación del Transporte en WRI México, organización ambiental que ha acompañado el desarrollo del sistema Metrobús desde sus inicios, «microbuses y combis no se apegaban a ninguna norma ambiental y el parque vehicular de automóviles particulares aumenta aceleradamente».

De hecho, el promedio de crecimiento en el parque vehicular en la Ciudad de México desde inicios de siglo ha sido del 5.6% en promedio anual y en el Estado de México el ritmo fue de 11.6% anual.

Esto hizo que el gobierno de la Ciudad de México adoptase un sistema de transporte llamado Bus Rapid Transit (BRT), nacido en la década de 1970 en la ciudad brasileña de Curitiba. Una inversión inicial de 69 millones de dólares del gobierno de la ciudad, 1.1 millones donados por el Banco de Japón y 5.8 millones provenientes del Banco Mundial facilitaron la construcción entre 2002 y 2005 de la primera línea de Metrobús que corre entre Indios Verdes y El Caminero. Cada unidad de Metrobús emite una fracción de los contaminantes de un vehículo particular, por más ecológico que sea.

De acuerdo con David Escalante, los beneficios del Metrobús ocurren en dos fases, «los autobuses del Metrobús tienen la mejor tecnología de combustión y captura de emisiones disponible y todos operan bajo la norma European Emission Standards cuya versión VI emite una tercera parte del dióxido de carbono y el 5% de los óxidos de nitrógeno de la versión I».

El Metrobús opera bajo numerosos controles técnicos por lo que es posible conocer con precisión la cantidad de combustible y de gases de efecto invernadero que emite por lo que es posible saber que cada día su operación deja de generar alrededor de 394 toneladas diarias de gases de efecto invernadero, poco más de 219 mil metros cúbicos de gas. Parece poco, pero para tener una idea del volumen, equivale a una torre con 6,607 contenedores de los denominados Twenty-foot Equivalent Unit (TEU) diariamente.

Las características del proyecto Metrobús lo hicieron apto para vender esta reducción de contaminantes en el mercado de bonos de carbono. De acuerdo con David Escalante, entre 2005 y 2014 el Metrobús habría obtenido 1.4 millones de euros por la venta de unos 256 mil toneladas de toneladas de gases de efecto invernadero ahorradas por la operación de su Línea 1, «es de los pocos sistemas de transporte en el mundo que han logrado llegar al punto de vender sus emisiones en el mercado».

¿Es suficiente?

Sin embargo, la aportación del Metrobús palidece frente al enorme reto que tiene frente a sí. La Ciudad de México emitió en 2014 unos 120 mil toneladas diarias de dióxido de carbono, es decir, el 0.3% del total de las emisiones diarias en el Valle de México.

Sin embargo, de acuerdo con Jorge Villarreal, director de la organización ambiental Iniciativa Climática de México es un buen inicio, «los cambios en el sistema de transporte en la ciudad de México toman tiempo pero los habitantes y quienes se transportan en los corredores del Metrobús gozan de un aire menos contaminado que otras zonas de la ciudad».

Ecobici: dos ruedas contra la contaminación

Iniciado en 2010, el programa Ecobici de renta compartida de bicicletas en las delegaciones Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Benito Juárez aporta su granito de arena en evitar la emisión de gases de efecto invernadero a decir de Jorge Villarreal, director de la organización ambiental Iniciativa Climática de México, «la iniciativa Ecobici funciona para conectar trayectos cortos además de servir como enlace de transporte entre el sistema Metro y el Metrobús».

Con más de 450 estaciones y un parque de alrededor de 6 mil bicicletas, esta forma de movilidad evita el uso de vehículos automotores en trayectos cortos dentro de zonas de alta densidad, explica Villarreal. «Los viajes en bicicleta sacan de circulación vehículos particulares y taxis».

Un estudio hecho por la organización civil por el transporte sustentable CTS Embarq determinó que entre 2010 y 2012 el programa había evitado la emisión de 232 toneladas de gases de efecto invernadero, aunque para David Escalante en WRI México, la cifra podría ascender hasta 4 mil toneladas de estos gases desde el inicio de actividades de Ciclovía en 2010.

En este caso los beneficios afectan directamente a los usuarios, «encontramos que hasta el 24% de los usuarios de Ecobici antes usaban automóviles o taxis para sus desplazamientos en distancia de cercanías», señaló Escalante. La bicicleta no sólo disminuye la contaminación, sino que incrementa la actividad física de sus usuarios.

 

Fuente:

Huffingtonpost

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