Puede desplazarse a una velocidad máxima de 40 km/h; sus usuarios pueden solicitarlo y pagar a través de una aplicación móvil.
Se puede utilizar como transporte privado en rutas personalizadas.
Sus cámaras y láseres pueden detectar obstáculos a 200 metros de distancia y en condiciones climatológicas adversas.
La compañía asegura que los sistemas críticos de Olli, como frenos y dirección, están blindados contra los ataques de hackers.
Una de las imágenes más recurrentes en la movilidad urbana es la de una persona corriendo por la calle para no perder el autobús. Quizá en el futuro se termine, o al menos a eso aspira Olli. Esta compañía está en proceso de desarrollar un autobús autónomo que invertirá los papeles: no serán los ciudadanos quienes caminen hasta el lugar donde tienen que tomar el autobús, sino que el propio vehículo los recogerá durante su itinerario.
Este autobús sin conductor está diseñado para actuar como enlace con otros medios de transporte más que como un transporte en sí mismo. Con este método, tener un teléfono móvil encima es lo mismo que estar en una parada de autobús. El vehícuo Olli, creado por Local Motors, tiene capacidad para llevar a doce personas, y ya está haciendo pequeños viajes de prueba por vías privadas de Washington.
Según informa el portal Wired, el diseño no tiene nada de futurista: consiste simplemente en un vehículo acristalado, como los que pueden servir para llevar a los visitantes de parques temáticos de un punto a otro del recinto, en el que sus usuarios podrán realizar desplazamientos cortos.
El viaje puede solicitarse desde el teléfono móvil para que el vehículo acuda a la recogida. En Estados Unidos, el transporte público está en auge: según datos de la Agencia Federal de Tránsito, la cantidad de pasajeros se ha incrementado un 20% en la última década, alcanzando niveles de 1957.
En principio, Olli no puede considerarse un vehículo que pueda pasar a engrosar las flotas de autobuses municipales de cualquier gran ciudad: su concepto es el de vehículo de distancias cortas, «neighbourhood mobility» (movilidad de barrio), tal como lo definen sus creadores, aunque sus tecnologías sí tengan cabida en vehículos con otros fines.
También se ha concebido como una solución para recintos cerrados: desplazamientos en aeropuertos, en parques empresariales o en campus universitarios. Son extensiones relativamente grandes para cubrir a pie, pero que en un vehículo de este tipo pueden cubrirse con mayor celeridad y comodidad para transportar cargas.
¿Cómo funciona?
Olli incluye sistemas de conducción autónoma que le permiten no requerir una persona que lo maneje para su funcionamiento. Un entramado de láseres y cámaras le permiten ver todo y en todas direcciones, lo que unido a su sistema autónomo le permite, según la compañía, tomar decisiones y reaccionar con mayor velocidad de la que lo haría un humano.
Es, además de autónomo, eléctrico. Aunque no tenga conductor, estos vehículos sí tienen monitorización humana, para supervisar su funcionamiento y el desarrollo de sus trayectos. Según Local Motors, «Olli no se cansa, no conduce mientras manda mensajes ni se distrae».
Innovación: Olli, la combi eléctrica, autónoma e inteligente
Aparte de toda la tecnología que le permite desplazarse de forma autónoma, sus sensores pueden ver a 200 metros de distancia y en cualquier condición climatológica, pero Local Motors asegura que asume la responsabilidad en caso de accidentes. Los viajes pueden realizarse de distintas maneras.
Aprovechando una ruta prestablecida para subir y bajar en algún momento de la misma, compartiéndolo con otras personas o también con un viaje privado, soluciones cuyo pago se realiza a través de la aplicación móvil, igual que su solicitud.
Sus sistemas optimizan las rutas en caso de viajes compartidos para hacerlas rápidas y convenientes para todos sus pasajeros. Uno de los puntos de debate en todo vehículo conectado es su predisposición a ser hackeado. Según la compañía, éste es un riego que no acompañará a Olli en sus viajes.
Aseguran que los sistemas críticos del autobús, como la dirección y los frenos, están fuera del alcance de hackers, y además dicen trabajar con líderes globales en ciberseguridad para asegurar que cada trayecto llegue sin problemas a su destino.
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