Se pagaron $1525 por kilo y se tardó 11 horas en cargarlos para poder trasladarlos. Fueron subastados por el ente Córdoba Obras y Servicios (Coys)
Después de estar arrubandos más de 11 años, se subastaron más de 28 toneladas de cospeles de colectivos. La última vez que fueron usados fue el 20 de febrero de 2012, luego los acomodaron en un galpón de la Dirección de Tránsito del municipio de Córdoba. Fueron usados por más de un millón de usuarios diarios en los ‘80.
El pasaje comenzó a pagarse con cospeles desde 1988, cuando el intendente Ramón Mestre, decidió facilitarle la vida a los choferes que debían que cobrar el boleto y atender a los pasajeros y al tránsito. Se usaron durante 8.715 días, estimo el diario La Voz del Interior de Córdoba.
«A pesar que desde 1992 convivió con la primera tarjeta plástica para pagar el pasaje (una verde, pesada, con un chip en la parte superior), a los cordobeses les costó mucho abandonar las fichas que la inflación obligó a mutar varias veces: hubo plateados, dorados, chicos, grandes y troquelados», señaló el matutino.
La suma pagada por los cospeles fue de 43 millones de pesos y quedaron para el municipio, se vendieron en la subasta récord del ente Córdoba Obras y Servicios (Coys).
“Eran un residuo, que ocupaba mucho espacio y que teníamos que limpiar, pero nos pusimos a trabajar para ver si podía tener una valorización. Fue un proceso largo porque teníamos que determinar primero de qué material estaban hechos, para poder ofrecerlos en una subasta”, detalló Victoria Flores, presidenta del Coys, a La Voz.
Los cospeles ocupaban dos contenedores completos en un galpón que fue destinado al Sistema de Estacionamiento Medido de la Municipalidad (SEMM), en la zona sur de la ciudad. Las primeras fichas plateadas, acuñadas por la Casa de la Moneda, fueron 12 millones. Cada vez que se aumentaba el precio, se debía reemplazar todo el stock de cospeles en la calle.
Se tomaron muestras de los distintos modelos de cospeles, que se llevaron al Departamento de Materiales del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) para que determine su composición y así poder asignarle el valor de mercado.
El informe de los expertos señaló que las muestras corresponden a aleaciones con base de cobre y el agregado de algunos aleantes en cantidades pequeñas como níquel, zinc y aluminio. Coys llamó a una subasta directa, que el ente denomina “ecosubasta”. La tercera subasta fue la vencida.
El primer intento, en junio de 2022, fue declarado desierto. Se había puesto como valor de base 1.200 pesos el kilo. Las ofertas no respetaron el precio de base ni respetaron las condiciones de acopio y modalidad de retiro que preveía el pliego.
En los primeros días de agosto de 2022 se hizo el segundo llamado, con un precio de 1.000 pesos por kilo de base. Se presentaron tres oferentes, pero la subasta volvió a quedar desierta porque no se respetaron los requisitos del pliego.
En marzo de este año se presentaron siete oferentes y, por fin, pudo adjudicarse. El comprador fue Estabron SA, que pagó 1.525 pesos por kilo.
El comprador tenía que hacerse cargo del transporte de los cospeles, que llevó varios días de preparación, porque se les debía retirar la tierra y los envoltorios plásticos que aún tenían muchos blisters. Los cospeles fueron movidos de las bateas a bolsones tipo “big bag”, con manijas. Se llenaron 36, con un peso total de 28.242 kilos.
Fue un arduo procedimiento que llevó más de 11 horas. La recaudación total fue de 43.069.050 pesos y fue, por lejos, su ecosubasta más exitosa en la historia.
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