Las cámaras del sector aseguran que necesitan cambios en las condiciones para poder competir con las low cost.
¿Viajar de Buenos Aires a Bariloche por $199? ¿Ida y vuelta desde Aeroparque hasta Córdoba por $898 con catering y despacho de valija incluido? Con promociones increíbles, los sitios de algunas aerolíneas colapsaron en el debut de la eliminación de las tarifas mínimas en los vuelos de cabotaje. El Gobierno les dio la libertad para cobrar lo que decidan por los tickets de vuelos dentro del país, ida y vuelta, comprados con una anticipación no menor a 30 días.
A todo esto, ¿qué pasa con los micros? Los precios tentadores de los vuelos hacen que, para muchos destinos, optar por un «semi cama» o un «coche cama» ahora parezca una opción poco conveniente, al menos para el bolsillo, y mucho menos si consideramos las horas de viaje. Como era de suponer, el enojo no tardó en llegar a las cámaras que nuclean al sector.
«Es preocupante la situación. Es una actividad que va a entrar en problemas en el corto plazo», dice a Clarín Néstor Omar Carral, presidente de la Cámara Argentina de Transporte de Pasajeros (CATAP). «No vamos a poder competir con las aerolíneas. La política del gobierno es que la larga distancia vaya reduciéndose a la mínima expresión. Y que quede el que pueda. No sé quién va a poder quedar en esta actividad», continúa.
«El ministro (Guillermo Dietrich) estuvo en un programa de TN donde mencionó que iba a liberar las tarifas del sistema aéreo y también liberaría las tarifas de nuestro sector. Hasta ahora no está liberada«, comenta Carral. Sin embargo, aclara que este no es un reclamo de ellos, ni algo que hayan solicitado, porque «somos un sector de alguna manera en competencia» y si se eliminan las tarifas mínimas «va a haber problemas entre nosotros mismos, entre los operadores, sería un sálvese quien pueda».
En el sector aseguran que los costos de los micros son muy altos y difíciles de bajar. Por ejemplo, deben ir con dos conductores arriba del vehículo, con el correspondiente pago de sueldos y cargas sociales. También les resulta caro el combustible. Y están obligados a cubrir destinos y rutas, aunque no sean rentables, porque es un servicio público que tiene que vincular a todos los pueblos de país. Y si no salen con los servicios, los multan.
En el país hay alrededor de 4.500 ómnibus que dependen de la Secretaria de Transporte de la Nación. Conectan 1.600 destinos dentro de la Argentina, mientras que los aviones solo conectan entre 40 y 50 destinos. Llegan, por tierra, donde es imposible llegar por aire. De ahí el «rol social» que los operadores aseguran tener.
Para reducir los precios, las aerolíneas acuden a estrategias como el «pagar por lo que se usa», que se traduce en tarifas más bajas si no despachamos equipaje, si no elegimos asiento y si no comemos el menú. ¿Es posible sacar «adicionales» en un viaje en micro? «Nosotros tendríamos que tener una norma más flexible. La que hoy tenemos es de 1992. Estamos obligados a transportar 15 kilos de equipaje en bodega. Si el pasajero viene con una valija se la tenemos que llevar. No le puedo decir ‘te voy a cobrar más barato si no llevás equipaje’«, responde Carral.
Más optimista se mostró Gustavo Gaona, vocero de la Cámara de Empresas de Larga distancia (CELADI). «Nosotros no nos oponemos a que haya mejoras para que el que vuela tenga beneficios. No es nuestro espíritu oponernos. Lo que sí nos preocupa es que se trabaja en una revolución de los aviones. Lo que queremos es que se hable de una revolución del transporte, no de los aviones«, dijo a Clarín.
«Estamos en desigualdad de condiciones para competir. Podemos hacerlo y sabemos que podemos seguir siendo una opción de calidad y a buen precio para el pasajero. Lo que nos preocupa es que estamos en desigualdad de condiciones para competir. Laslow cost vuelan a los destinos que le son rentables, los días de semana o hasta en la hora que les es rentable. Si no lo es, no vuelan. Con esto garantizan altos niveles de ocupación y pueden tener bajo costo», explica Gaona.
A pesar de todo, está convencido de que podrían superar hasta las ofertas más tentadores de Flybondi. «Nosotros podríamos mejorarlo, si las condiciones se cumplen», señala y sostiene que, para eso, tendrían que darse «los cambios que venimos pidiendo desde hace tiempo» para que la regulación y la normativa se modernicen.
Y concluye: «no se confundiría más la idea de que viajar en micro es más caro que viajar en avión. Ese es nuestro objetivo. Podríamos estar en situaciones similares. Comprando, como sucede con el avión, un pasaje 30 días antes, podríamos tener tarifas aún más baratas que las low cost«.
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