Se cumplen 100 años de aquella experiencia pionera protagonizada por el vecino José Ventura Acuña. Desde la Junta Municipal de Estudios Históricos reconstruyeron los pormenores de aquel hecho.
Entre su rico acervo histórico, Luján reclama un reconocimiento nacional: haber sido la primera ciudad del país en contar con servicio de colectivos. El pasado 25 de mayo se cumplieron 100 años de aquella experiencia pionera. Por esa razón, desde la Junta Municipal de Estudios Históricos aportaron una reseña sobre el hecho que marca el nacimiento de ese transporte público.
El contexto está vinculado directamente a Luján como centro turístico. Desde la llegada del ferrocarril en 1864 existieron diferentes medios de transporte destinados a unir la distancia que separaba la estación férrea del centro histórico-religioso. Desde antiguos coches a caballos hasta el famoso y desaparecido tranvía de tracción a sangre que recorría las actuales avenidas España y Humberto, para desembocar por la céntrica San Martín. Extinto aquel peculiar medio de transporte, hacia la segunda década del siglo pasado comenzó a florecer una idea motorizada por José Ventura Acuña.
Según lo documentado por la Junta Municipal, “fue don José Ventura Acuña, hombre visionario, progresista y emprendedor como pocos, quien puso en práctica su idea un 25 de mayo de 1922, justamente cuando la estación cumplía 58 años de servicio”. En ese sentido, “es necesario destacar la llegada del tren a nuestra Villa, ya que fue la excepcional cantidad de peregrinos que transportaba hasta Luján, lo que justificó económicamente la puesta en marcha de aquel proyecto innovador”.
Algunas referencias sobre la historia del colectivo ubican su aparición en la ciudad de Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1928, es decir, seis años después de la experiencia lujanense: “Tito Acuña -hijo de don Ventura-, aquel recordado profesor de gimnasia, publicó en el diario ‘La Prensa’ una nota dirigida especialmente a quienes en determinado momento se adjudicaron la invención del colectivo. No obstante la documentación que en su nota ofrecía Acuña para probar que su padre habilitó la línea en 1922, lo cierto es que hasta el momento a Luján no se le ha reconocido a nivel nacional la invención del colectivo”, destacan desde la Junta.
La reconstrucción histórica marca que “luego de la bendición de la unidad, el primer viaje se realizó en sentido contrario al recorrido que le sería habitual: desde la Basílica a Estación y viceversa, siguiendo las huellas marcadas por el antiguo tranvía a caballo”. Y se agrega que “los enamorados, la familia, los muchachos y quien más y quien menos, todo el mundo daba una vueltita en el colectivo, como parte del paseo en las tardecitas del Luján de aquel entonces”.
La unidad estaba pintada de verde oscuro, con una inscripción que lo presentaba como servicio de ómnibus; fileteado; tenía un pescante posterior para el ascenso de los pasajeros que, distribuidos en ocho asientos sumaban dieciséis en total. Sus ocho ventanillas carecían de vidrios, y estaban protegidas con cortinas enrollables de cotín. Y como no podía ser de otra manera, no se olvidaron de la escoba para barrerlo al finalizar el recorrido.
Luego, “el segundo coche que se incorporó a la línea ya presentaba algunas modificaciones con respecto al anterior. Y después vino el tercero, y con él llegó a Luján la costumbre porteña de las bañaderas, sin ventanillas, como para gozar de un panorama total, siempre y cuando el mal tiempo no hiciera de las suyas”.
Cinco llegaron a ser las unidades, contando con la total aceptación de los vecinos de Luján y también de los peregrinos. Tiempo después, la línea de colectivos pasaría a las manos de don José Lamongese y Domingo Iturriaga (padre de quienes por muchos años fueron dueños de la ferretería de Francia y Mitre), socios éstos que dieron vida a la empresa La Primitiva, la que antes de disolverse pasó a mano de Solecio y Lagranda. El tiempo traería a otras empresas como La Florida, General Belgrano, San José, El Pullmita, Atlántida, La Flor, y otras tantas que fueron enriqueciendo la historia lujanense del transporte público de pasajeros. Pero “nadie debe olvidar que desde Luján, el lujanense don José Ventura Acuña se convirtió en el inventor del colectivo en la Argentina, cuando aquel 25 de mayo de 1922 inauguró oficialmente el recorrido Estación-Basílica”.
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