El vehículo descapotable estuvo colmado de vecinos y turistas.
Eran las nueve menos cuarto y el sol inclemente se ensañaba con las veredas de cemento del Parque Central. Bajo la sombra escasa del stand de Turismo, un grupo heterogéneo buscaba refugio mientras esperaba para convertirse en pioneros: serían los primeros turistas en hacer un city tour a bordo de un colectivo descapotable.
El micro fue provisto por la empresa Vía Bariloche e inaugurado hace pocos días por el intendente Mariano Gaido. Desde que los medios difundieron la imagen del vehículo, unas 14 mil personas ingresaron al sitio web para reservar un asiento. “En pocas horas se reservaron todos los lugares y ya hay tres salidas con los cupos llenos”, señaló a LMN el secretario de Turismo y Desarrollo Social, Diego Cayol.
Este sábado, 43 afortunados se convirtieron en los primeros turistas en utilizar este nuevo atractivo de la ciudad. Minutos antes de las diez, el guía Marcelo León, con megáfono en mano, comenzó a pasar asistencia y a invitar a los viajeros a abordar el bus, una unidad nueva equipada con baño, WiFi a bordo y un piso superior cubierto de una alfombra verde que imita el pasto.
“No olviden usar los cinturones de seguridad y no pararse cuando el colectivo esté en movimiento”, explicó el guía antes de la partida, cuando el coche estaba estacionado sobre el Parque Central. “No pudimos podar todos los árboles así que tengan cuidado con las ramas; hay que agacharse porque esto es turismo aventura”, bromeó.
Ya a bordo del coche, los viajeros sacaron sus primeras selfies, que los mostraban sonrientes en el primer bus descapotable de Neuquén. El sol golpeaba con fuerza a los asientos de plásticos oscuro, que quemaban las piernas de los pasajeros. Antes de salir, las madres se ocupaban de proteger a sus hijos con pantalla solar en crema y gorras con visera. Los adultos, mientras tanto, se refrescaban con botellas de agua o comenzaban a llenar los mates para iniciar el recorrido.
Por la demanda abrumadora que tuvo la atracción, desde el área de Turismo comenzaron a hacer los recorridos antes de tiempo, incluso antes de tener el equipo de audio instalado en el colectivo. Por eso, comenzaron a viajar con un guía equipado con megáfono y con una trayectoria que podrá modificarse con el tiempo y a partir de las sugerencias de los turistas.
El punto de partida son las vías del ferrocarril, y eso le dio a Marcelo la oportunidad de hablar de la instalación de los ferrocarriles ingleses a principios del siglo XX, un emprendimiento que llegó para marcar soberanía ante el interés de los chilenos por ocupar la Patagonia y que terminó por fortalecer el asentamiento de los pobladores. A lo largo del Parque Central, se podían observar las primeras viviendas y galpones ferroviarios, donde ahora funcionan algunos museos y salas de arte.
El siguiente punto de atracción fue la ex Unidad 9, la antigua cárcel de máxima seguridad que ahora será reconvertida en un espacio verde. El guía repasó la historia de la institución, recordó a algunos presos famosos que se alojaron en sus celdas y recomendó las visitas guiadas que ofrece la institución. “Hay que estar preparados porque la U9 fue escenario de torturas y delitos de lesa humanidad”, recordó. Como otras opciones de visita que recomendaba, este tour también es de carácter gratuito.
Un paseo por la calle Leloir permitió conocer la arquitectura más moderna que se erige en Neuquén. Los grandes edificios de viviendas y oficinas, la Ciudad Judicial y la Honorable Legislatura fueron fotografiados por los viajeros mientras el bus se dirigía hacia el Parque del Este. Al regresar, pudieron recordar el pasado con un vistazo al ex predio conocido como Tiempo Propio y el antiguo club Municipal, antes de sacar los celulares para capturar la imponencia del hotel más nuevo de la ciudad, que se eleva por 28 pisos.
El primer descenso del colectivo se dio en la Plaza de las Banderas. Con una pequeña caminata, los viajeros llegaron al mirador más cercano para aprender sobre la flora silvestre y la fauna, encabezada por distintas aves y los graciosos zorros grises que aparecen, sigilosos, para sorprender a los transeúntes con sus colas esponjosas.
Un viaje por la Avenida Argentina obligó a los viajeros a agachar la cabeza para evitar el golpe de las ramas, mientras observaban la Gendarmería, el Batallón del Ejército o el antiguo Palacio Municipal, que ahora fue reemplazado por una gran construcción en el oeste. En un desvío por la calle Roca, descubrieron también la Casa de Gobierno, antigua jefatura de Policía y con un diseño de castillo. “El reloj de la torre fue traído de Alemania hace más de cien años”, detalló el guía.
En el regreso al Parque Central, los turistas pudieron ver otros museos, la feria de compra y venta de los sábados y hasta el primer surtidor que despachaba combustible en la ciudad, cuando la calle San Martín era la ruta principal para viajar desde el valle hasta la cordillera. A su paso por las calles céntricas, la presencia del bus despertaba la curiosidad de los transeúntes, que saludaban o tomaban fotos de la nueva atracción.
Al cruzar las vías, Marcelo explicó la concepción de la ciudad como capital y la distinción entre el Alto, donde se instalaron las zonas administrativas y el Bajo, que originalmente fue el espacio reservado para los comerciantes. También dedicó unos minutos a resaltar la figura de Felipe Sapag, el ex gobernador que se hizo presente con su estatua de tamaño natural sobre la Avenida Olascoaga.
La segunda y última parada fue la más esperada por los viajeros. Tras hacer un breve recorrido por el Río Grande, pudieron descender en la isla 132 y tomarse una foto grupal en la postal más emblemática de Neuquén: con las letras que rezan el nombre de la ciudad. En una pequeña caminata, el guía recomendó algunos paseos para conocer aún más todos los atractivos de la ciudad: flotadas en el río y la visita que organiza el propio Municipio para conocer la confluencia de los ríos.
De regreso al colectivo y tras más de dos horas de paseo, el guía mostró la obra más reciente de la Municipalidad: la renovación del balneario municipal Albino Cotro, que ya mostraba a los primeros bañistas y asadores. Pasado el mediodía, el sol se hacía sentir en las caras enrojecidas de los turistas, que intercambiaban bromas con el guía y hasta se animaron a cantar el feliz cumpleaños a una de las pasajeras.
Tras un recorrido por el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) y el Cenotafio a los Caídos en Malvinas, el bus llegó otra vez a su punto de partida en el Parque Central. Allí, los usuarios compartieron sus impresiones sobre el paseo, hicieron algunas sugerencias y aclararon que lo recomendarían a sus familiares y amigos. Para guarecerse de los rayos violentos del sol, se apuraron a alejarse del parque en distintas direcciones.
–> Una salida de vecinos y viajeros
La propuesta del bus turístico atrajo no sólo a los viajeros que llegaban desde otras ciudades sino también a los propios neuquinos.
Angélica López, del barrio Confluencia, decidió traer a su marido que es barilochense, y Elba Ibarra, que lleva años viviendo en Neuquén, trajo a su mamá de Chaco para que conociera la ciudad. La salida también fue aprovechada por los nuevos habitantes de Neuquén, como Daniela y Rafael, que llegaron hace unos meses desde Tucumán.
Entre las más jóvenes del grupo se contaban a dos viajeras que prevenían de Tandil y Mendoza. “Nuestros novios se mudaron a trabajar acá y vinimos de vacaciones para conocer y saber si podemos mudarnos”, explicaron y destacaron que lo más lindo de Neuquén son sus espacios verdes y la costa del río Limay.
Fuente: