Un informe revela que unos 1000 usuarios del transporte público son víctimas cada noche de robos en las paradas, la mayoría a manos de motochorros que aprovechan la baja frecuencia de la mayoría de las líneas
Unos mil usuarios de colectivos son víctimas de la inseguridad cada noche en el Conurbano bonaerense, la mayoría de ellos a manos de motochorros que aprovechan la baja frecuencia de la mayoría de las líneas, situación por la que los especialistas exigen a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) que controle que las empresas cumplan con el servicio de nocturnidad.
Martín Lescano, titular de la CNVTP, reveló que durante el último año, un promedio de 1.050 usuarios de transporte público fueron atacados cada noche en las calles bonaerenses. «Son víctimas de toda clases de delitos: desde robo con armas de fuego y armas blancas, hasta ataques pirañas y casos de abuso sexual», expresó el especialista.
Entre los episodios más comunes, aparece la modalidad de motochorros: «El 68% del total de las víctimas son abordadas por una o dos personas en moto, que con un mayor o menor grado de violencia se llevan sus pertenencias y luego huyen».
Al intentar explicar el combo que favorece esta problemática, Lescano apuntó a la falta de frecuencia nocturna en los colectivos. «A medida que se acerca la medianoche, los empresarios guardan las unidades y dejan a la buena de Dios a muchas personas que deben aventurarse a caminar para volver a sus hogares, a causa de no poder contar con el colectivo ni tampoco poder pagar un remis en este contexto de crisis».
Para el titular de la CNVTP, un caso testigo de lo que ocurre en el Gran Buenos Aires tuvo lugar en los últimos días en González Catán, cuando la oficial Mariel Gisella Duarte iba vestida de uniforme a tomar el colectivo para ir a trabajar y fue ejecutada de un balazo en la cabeza.
A su vez, puntualizó que «el 58% del total de víctimas son mujeres, que en muchas oportunidades han sido golpeadas e incluso hubo casos de violaciones» y advirtió que «el 42% restante pertenece a hombres, que se llevan la peor parte porque tienen una mayor tasa de víctimas de homicidio». «La falta de luz y la inseguridad son un caldo de cultivo. Mucha gente está en el mundo informal, no tiene dinero para un remis y muchos más tienen que aventurarse a caminar», insistió Lescano, quien apuntó a las autoridades de la CNRT: «Los máximos responsables son los funcionarios Pablo Castano, Juan Lanusse y otros subgerentes, que están hace muchísimos años y avalan todo lo que está pasando. De ser parte de un ente de control se convirtieron en una banda y una asociación ilícita en contra del Estado y en perjuicio de la gente».
Frente a este panorama, exigió la intervención de la Justicia. «Quiero pedirle a la Procuración General, que conduce Eduardo Casal, que active los mecanismos para salvar vidas de los usuarios e investigar a fondo los delitos que se vienen cometiendo desde hace varios años en la CNRT», apuntó el especialista.
En ese orden, se refirió a la importancia que pueden tener las imágenes de las cámaras de seguridad de los municipios: «No sólo registran algunos casos de robo hacia los usuarios de transporte, sino que también sirven como prueba de la total ausencia de colectivos. Los centros de monitoreo no ven pasar micros durante el horario de nocturnidad».
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