Enrique Peñalosa, alcalde de Bogotá y urbanista, impulsó el sistema de transporte con carriles exclusivos en su ciudad. Hay que darle prioridad a los espacios peatonales. Allí es donde todos somos iguales, dijo.
El ministro Guillermo Dietrich lo reconoció este año en una visita a Bogotá. Dijo que el sistema de transporte Transmilenio, que funciona hace 20 años en la capital colombiana, le había servido de inspiración en 2011 cuando, como funcionario porteño, comenzó a trabajar en el Metrobus. Y también contó que Enrique Peñalosa, un urbanista reconocido en todo el mundo y actual alcalde de Bogotá, que fue el responsable de impulsar el Transmilenio hace dos décadas, los había acompañado y aconsejado en la implementación.
Peñalosa, anfitrión junto a su ciudad de la Conferencia Internacional Walk XXI, que reúne a más de 100 especialistas de todo el mundo, está convencido de que “una buena ciudad es aquella que se destaca por la cantidad y la calidad de los espacios peatonales que tiene”.
Esta conferencia nació en Londres creada por el británico Jim Walker, pasó por ciudades de todo el planeta y es la primera vez que se hace en Sudamérica. En la apertura de su edición número 19, Peñalosa habló con los medios que realizan la cobertura del encuentro, entre los que está Clarín, y afirmó: “Una buena ciudad es aquella en la que la gente quiere estar afuera, en la calle. En la que se quiere salir a comer, a tomar un café. Donde nadie se sienta excluido, porque allí es donde todos se igualan, y donde se encuentran los pobres y los ricos, y son iguales”.
En Buenos Aires, las áreas peatonales crecieron en los últimos años. Y según lo expuesto en el encuentro de Bogotá, la tendencia seguirá en aumento. Todo parece indicar que la administración porteña sigue viendo con buenos ojos las ideas y las iniciativas de Peñalosa, que también fue presidente del Institute for Transportation and Development Policy (ITDP).
Bogotá es una de las ciudades más densas del mundo, con 9 millones de habitantes. Por la geografía irregular, cercana a la cordillera, es difícil construir subterráneos. Por eso el Transmilenio, que es como un Metrobus pero que tiene líneas troncales abastecidas por otros colectivos, fue una parte de la solución hace 20 años. Ahora, está en marcha elTransMiCable, que conectará a los barrios que están sobre la montaña con una de las estaciones de buses.
En Bogotá, el tránsito es uno de los más conflictivos de Latinoamérica, detrás del de San Pablo y casi mano a mano con el de Ciudad de México. En las horas pico, los viajes pueden demorar entre una y dos horas, o más.
Con solo recorrer la ciudad se nota que, pese a los esfuerzos y las diferentes iniciativas, el ideal aún está lejos y aún es mucho lo que resta por hacer.Las autopistas atraviesan el tejido urbano y los barrios. Y a eso se suma la geografía irregular, en una ciudad rodeada de montañas.
La gran preocupación de Peñalosa, en la actualidad, son las veredas. “Todavía, en el 95% de las calles no pueden cruzar personas en sillas de ruedas. Las veredas deben ser seguras, limpias e iluminadas. El espacio público de calidad iguala. Y nosotros somos peatones, necesitamos caminar para ser felices”, aseguró el alcalde bogotano, y agregó: “En una buena ciudad la gente camina”.
Mientras transita su segundo período como alcalde, Peñalosa explicó que una de las iniciativas para incentivar a los constructores a que hagan veredas más anchas es permitirles construir edificios más altos.
“Un ciudadano de a pie tiene el mismo derecho al espacio que un auto. Entonces la diferencia de avance de una ciudad son las veredas que hagamos, no las autopistas”, explicó Peñalosa. También se refirió a su experiencia anterior, en la que para evitar que los autos estacionaran sobre las veredas, algo que era común en Colombia, comenzó a instalar bolardos para limitarlos. El objetivo, dijo, es proteger el espacio público para los peatones.
“Las veredas no son sólo para ir de un sitio a otro. Son para vivirlas”, insistió, y agregó: “Son espacio público. Decir que una vereda es demasiado ancha es lo mismo que afirmar que un parque es muy grande. Es un absurdo”.
En Bogotá se realiza un millón de viajes diarios a través de las ciclorutas, como llaman a las ciclovías. Y los domingos se corta el tránsito en autopistas y avenidas que se convierten en caminables y pedaleables. “Una ciudad con más bicicletas es más sensual y humana. Un ciudadano en una bicicleta de 30 dólares es igual a uno que va en un auto de 50 mil. Eso es un símbolo que constituye igualdad”, explicó el alcalde. Y reforzó la idea de construir más veredas anchas y no más estacionamientos en los primeros pisos de los edificios.
“Es cierto que hay que mejorar la calidad del transporte público en ciudades de Latinonamérica como Bogotá o Buenos Aires. Pero en casi ninguna parte piensan que el transporte público es maravilloso, ni en Nueva York ni en otra ciudad”, respondió ante una pregunta de Clarín. “Hay que hacer las dos cosas al mismo tiempo. Mejorar el transporte público y darle prioridad en el uso del espacio vial, aún a costa de quitarle espacio al transporte particular”.
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