Sigue la polémica con la delegación cordobesa. Denuncian que no realizan controles nocturnos, redujeron el personal, cuentan con funcionarios de la época de Ricardo Jaime y hay nepotismo PRO.
La Comisión Nacional de la Regulación del Transporte (CNRT) en Córdoba no logra salir del caos que se produjo hace unos meses cuando se decidió apartar a la conducción que se había elegido en 2016. Tras unos meses de acefalía, se renovó la cúpula recientemente con Maximiliano Warnholtz, un funcionario que es familiar de uno de los referentes que tiene el organismo a nivel nacional. Además, esa designación llegó con el aval del G25, un grupo de empresarios conformado en Buenos Aires, con bases en todo el país, y con el respaldo político del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, y el actual senador nacional, Esteban Bullrich.
A lo anterior suman dos datos que ayudan a describir el presente del organismo encargado de controlar todo el tráfico terrestre en lo que respecta al transporte de pasajeros y a los vehículos de carga en rutas. Por un lado, la vigencia de inspectores que vienen de la época de Ricardo Jaime cuando era el hombre fuerte del área en tiempos de kirchnerismo. Y, por el otro, más allá de la política, decisiones que pueden afectar la gestión, como suspender los controles nocturnos en toda la provincia. En la franja que va desde las 0 a las 8 horas no hay control alguno del organismo en las rutas de Córdoba. Todo queda a merced de lo que puedan hacer la Policía Caminera o Gendarmería, que no cuentan con la facultad para ejercer los controles a vehículos y choferes, como lo hacía hasta principios de este año la repartición. La interna política.
Entre los lugares que Cambiemos debió ocupar cuando reemplazó al kirchnerismo en el Gobierno nacional, se encontraba, por supuesto, la CNRT. Esa administración dejó la intervención recién sobre el final de era K pero que siempre tuvo como interventores a dirigentes vinculados al poder de la gestión anterior. Entre ellos, uno de los recordados es el cordobés Pedro Ochoa Romero, quien llegó al despacho principal a partir de su buena relación con Ricardo Jaime en las canchas de fútbol del torneo de la Unión Cordobesa de Fútbol Amateur (Ucfa), de la misma manera que arribó también uno de los inspectores que sobrevivió a la llegada de la coalición: Osvaldo Gudiño.
En noviembre de 2016, desde Nación decidieron que la delegación cordobesa de la CNRT quedara al mando del radical Horacio Savid, dirigente del angelocismo y quien cumplió con su función hasta marzo de este año cuando, tras un nuevo Operativo Verano, desde el Gobierno nacional decidieron que se apartara del cargo. Con Savid se fueron además 25 personas que él había sumado para la temporada y que habían alertado irregularidades. Entre ellas, los impedimentos para realizar controles sorpresivos en determinadas rutas o lugares improvisados como terminales de ómnibus, y connivencia entre los que debían verificar y los que estaban para ser verificados.
Finalmente, y tras unos meses de acefalía, quien llegó al despacho principal de la delegación cordobesa de Warnholtz levanta sospechas porque es primo hermano de Guillermo Campra, director nacional de Transporte Automotor de Cargas de la cartera que conduce Dietrich y funcionario con muy buena llegada al ministro macrista. La relación de Warnholtz con Campra permite que algunos empleados actuales de la repartición en Córdoba hablen de otro capítulo de nepotismo PRO.
También hay quienes le reclaman al actual titular de la Comisión su pasado en Pretti Viajes, empresa de viajes y turismo que hoy debe controlar. La vieja guardia. Desde el seno del organismo reconocieron a PERFIL CÓRDOBA que hay inspectores que vienen de la época de Jaime y que aún se mantienen al frente de los controles. “Son tipos que antes hacían ‘caja’ para los que estaban y ahora siguen en la calle. Lo que no se sabe es para quién están recaudando”, sostienen desde adentro. Durante la gestión de Savid se desplazó a ocho personas, seis sospechadas de distintos cargos y dos con denuncia penal por presunto cobro de coimas.
En ese lote, estaba una mujer de cercana relación con Jaime. De los que quedan de la gestión anterior, un nombre apuntado, incluso por los funcionarios que están ahora es el de Luis Osvaldo Gudiño, a quien no pudieron desplazar antes por ser delegado de Upcn (Unión del Personal Civil de la Nación). Lo que sospecha esta conducción es que se llegue a un acuerdo para que no continúe realizando inspecciones y lo manden a cumplir tareas en el gremio hasta su jubilación. Problemas de gestión. Como contexto, hoy comienza la segunda semana de vacaciones de invierno -la primera para otras provincias- y solo hay siete inspectores controlando las rutas de toda la provincia. Además, durante buena parte del primer semestre no se dispuso de alcoholímetros y se pasó de ocho controles que dieron resultado positivo de alcohol, a ninguno.
Además de la falta de controles nocturnos, se anularon algunos convenios trazados con la Municipalidad de Carlos Paz, y nunca se pusieron en práctica otros que se habían planificado con el Gobierno provincial. Colectivos de turismo de compra o estudiantiles continúan saliendo de distintos lugares de la ciudad sin control alguno, y aseguran que se sigue haciendo la vista gorda con las horas de descanso de los choferes.
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