Schulze explicó que el proyecto está destinado a investigar cómo se pueden cerrar las brechas en la red de transporte. El Ministerio de Medio Ambiente alemán financia el proyecto de aproximadamente 4,1 millones de euros con una aportación de 3,2 millones de euros. Otros socios son el servicio municipal de transporte público berlinés, el centro hospitalario Charité y el estado federado de Berlín.
Los minibuses sin conductor viajan a un máximo de 12 kilómetros por hora y pueden acomodar hasta 11 personas. Por razones de seguridad, un supervisor está también a bordo y puede intervenir en la tecnología en caso de emergencia. Se espera que los vehículos operen completamente sin acompañante desde la primavera de 2019.
Respecto a las discusiones críticas generadas recientemente por el accidente mortal ocasionado por un automóvil sin conductor en el estado estadounidense de Arizona, la ministra enfatizó que en Alemania la conducción autónoma será probada con mayor cuidado. «Estamos probando a velocidades muy diferentes y a pasos más pequeños», dijo la ministra Schulze al respecto.
El proyecto en Alemania no es único: en octubre, la empresa alemana de ferrocarriles Deutsche Bahn utilizó el primer minibús de funcionamiento autónomo del país en el transporte público en Bad Birnbach, en la región de Baviera. En 2016 en Berlín, Deutsche Bahn comenzó una fase de pruebas con el autobús eléctrico «Olli» en el campus de la Euref en el barrio de Schöneberg.