La licitación de las primeras 40 unidades interesó a tres terminales chinas y una alemana.Con cada bus ecológico se ahorrarán 65.000 dólares por año solamente en el combustible.
La revolución del transporte verde está a la vuelta de la esquina y Salta, como muchas ciudades en el mundo, marcha hacia una incorporación gradual de autobuses eléctricos.
Aun frente a los más escépticos, el, recambio tecnológico de las flotas se presenta inexorable, no por el ocaso de los combustibles fósiles, que aún tienen largas reservas, sino por las emisiones contaminantes y los efectos ya innegables del calentamiento global.
En muchos países desarrollados y emergentes, los buses híbridos y eléctricos dejaron de ser una novedad en los últimos cinco años. Argentina aún no avanzó con pasos firmes, aunque el gobierno nacional dispuso bajas y exenciones de aranceles para la importación de vehículos eléctricos y abrió las puertas a empresas que empezarán a ensamblar automóviles y colectivos ecológicos en el país.
En este contexto, Saeta sacó semanas atrás un llamado internacional que interesó a las principales terminales de Asia y Europa.
En los últimos días los teléfonos de los despachos de Pellegrini 897 no pararon de sonar. La sociedad estatal que administra los corredores de ómnibus del área metropolitana recibió consultas de las automotrices chinas BYD, Yutong y Dongfeng y también de la alemana Volskwagen (VW).
El interés de las grandes terminales fue confirmado a El Tribuno por el titular de Saeta, Claudio Mastrandrea.
El funcionario señaló a la licitación de los 40 colectivos eléctricos como punta de lanza del paso gradual de la flota del área metropolitana hacia tecnologías de transporte limpias.
Las concesiones del sistema caducan el 31 de julio de 2018, pero ya se preparan los pliegos para la licitación de las nuevas licencias.
El ocaso de los Puma
Los primeros 40 colectivos eléctricos serán incorporados a la flota de Saeta en reemplazo de Puma D12 adquiridos en 2010 a Tatsa. Esas cien unidades se convirtieron en un dolor de cabeza por sus elevados consumos de gasoil, altos costos de mantenimiento, averías mecánicas y falta de repuestos.
Los colectivos eléctricos implicará una fuerte inversión, ya que el costo de cada unidad oscila entre los 250.000 y 500.000 dólares, en función de su potencia, autonomía y paquete de baterías.
En la licitación que tiene la apertura de sobres fijada para el 10 de julio, a las 11, las oferentes cotizarán los buses eléctricos con sus respectivos sistemas de cargas. Estos serán instalados en las terminales de las operadoras.
Cada colectivo del sistema de Saeta recorre diariamente, en promedio, 375 kilómetros en 12 vueltas. En las unidades eléctricas que propongan, las oferentes deberán garantizar una autonomía mínima de 220 kilómetros con una sola carga. Estas se harán en horario nocturno, pero entre vuelta y vuelta los choferes tienen tiempos de descanso de 7 a 10 minutos, que podrán aprovecharse para recargar los acumuladores en las puntas de las líneas.
Hay buses eléctricos con autonomías de hasta más de 400 kilómetros y sistemas automáticos de recargas rápidas que ponen las baterías a pleno en pocos minutos.
Ahorro en combustible
Con la financiación prevista en los pliegos, a 7 años, cada bus eléctrico que incorpore Saeta supondrá un ahorro anual de 65.000 dólares en el combustible.
Con una financiación a cinco años, el ahorro rondaría de 40.000 dólares, y a diez años de plazo, ascendería a 90.000 dólares por cada unidad incorporada.
Los 610 colectivos que tiene la flota completa del área metropolitana, sin contar a los ómnibus articulados que empezaron a incorporarse el pasado miércoles, consumen 2,1 millones de litros de gasoil por mes. El Estado nacional subsidia 1,4 millones de litros y los otros 700.000 son costeados, sin subvención, por Saeta. La facturación mensual del combustible supera los $17 millones.
El gasto en gasoil es de $8 por kilómetro. Con los buses eléctricos , al precio actual del kilovatio, ese gasto se reduciría a $1,30 por kilómetro.
Menos contaminación
Los colectivos eléctricos también achican los gastos de mantenimiento y la emisión de gases que contaminan la atmósfera y dañan la salud.
Con cada bus eléctrico que reemplace en Salta a un colectivo diésel, el transporte de pasajeros dejará de emitir de 6 toneladas de dióxido de carbono por mes.
Estudios científicos revelaron altos niveles de smog en puntos neurálgicos del casco céntrico por los que circulan hasta 346 colectivos por hora. También se midieron niveles de ruido lesivos que podrían atenuarse con los buses eléctricos.
Si bien la electricidad que se produce en Salta depende fundamentalmente del gas, la provincia se perfila como fuerte productora de energía renovable (solar). También tiene formidables reservas de litio, el mineral estratégico con el que se fabrican las nuevas baterías.
Es un escenario óptimo para agregar valor industrial, generar fuentes de trabajo genuino y tener un sistema de transporte público de pasajeros sin emisiones contaminantes.
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